Dificultades en la lactancia. Problemas en la madre.

En el post sobre el dolor en la lactancia, ya os adelantamos algunas de las posibles dificultades que podemos encontrarnos en nuestra lactancia, y que requieren de nuestra atención, como las grietas o las mastitis.

Hoy vamos a hablar de otras dificultades, en este caso que sufre la madre, y que es necesario conocer para poder solucionarlas o saber como afrontar esa lactancia.

Dificultades durante la lactancia.

Estas dificultades que nos vamos a encontrar en ocasiones tienen una causa que podemos solventar, y en otras ocasiones simplemente van a suponer que nuestra lactancia no va a ser del todo un camino de rosas.

El dolor en la lactancia no es normal, es indicativo de un problema, y si no sabéis determinar la causa, es importante acudir a un grupo de apoyo a la lactancia materna o a vuestra matrona para que pueda valorarlo.

Perlas de leche o puntitos en el pezón.

En ocasiones podemos sufrir lo que se llama perla de leche, porque efectivamente parece que nos haya nacido una pequeña perla blanca en el pezón. No es otra cosa que leche retenida, que se ha quedado encerrada tras un poro de la piel del pezón.

Perla sobre musgo, imitando perla de leche sobre pezón

Suelen aparecer por un tirón o un machaque del pezón, en ocasiones por la fricción excesiva debida a un mal agarre. Es importante determinar la causa para mejorar ese agarre o la forma en que succiona el bebé y así evitar la reaparición de las mismas.

Si son rojas, son sangre retenida, si son transparentes son ampollas de fricción similares a las que tendríamos cuando nos rozan unos zapatos nuevos.

En estos casos, se suelen abrir solas y no suponen mayor problema, el bebé puede (y debe) seguir mamando con normalidad, revisando únicamente la causa para solventarla si fuera necesario.

Si la perla deriva en una lesión, es importante que tu matrona revise el problema y si fuese necesario trate la misma.

Abcesos

En el post sobre el dolor fuimos muy insistentes en el hecho de que no hay que soportar el dolor al pecho y hay que solventar los problemas que puedan aparecer, puesto que de no hacerlo podemos acabar con problemas mayores.

Los abcesos son una de las dificultades en la lactancia más peligrosas, ya que suponen una intervención médica, son la causa de una obstrucción no solventada o una mastitis mal gestionada.

El abceso es una acumulación de pus en el pecho, que ocurre por una infección no resuelta. No afecta a la leche, por lo que es totalmente seguro y muy recomendable mantener la lactancia de manera normal.

Un buen vaciado del pecho es clave para evitar estos problemas.

Insistimos mucho en que si vamos a estar separados de nuestros bebés durante varias horas, especialmente los primeros 3 meses, nos extraigamos leche cuando notemos el pecho algo cargado.

Si hemos llegado a la situación en la que se nos presenta un abceso, es necesaria una intervención quirúrgica, para eliminar la bolsa de pus. Ello supondrá pasar una semanas con una herida abierta en el pecho, y sus consiguientes curas.

No debe suponer el fin de nuestra lactancia, si la herida no está muy cerca el pezón podemos (y debemos) mantener una lactancia de manera habitual. Pero es obvio que no es una situación agradable, y por ello es importante no ignorar posibles obstrucciones o mastitis, pues podemos acabar en una situación poco deseable.

Isquemia del pezón

La isquemia del pezón se caracteriza por un pezón que cambia de color a blanco, rosa o amoratado tras la toma, que duele durante toda la toma, y en muchas ocasiones ante el frío.

Esto ocurre porque debido a una afección que puede ser física (síndrome de Raynaud) o psicológica, los vasos sanguíneos de las extremidades, entre ellas el pezón, se estrechan y provocan dolor en los mismos.

Puede deberse a un miedo (sufrir dolor en la lactancia o no tener leche), una posible mala postura, o una circulación sanguínea deficiente.

Si la causa es una de las dos primeras es importante que encontremos la causa y la solventemos.

Aplicar calor (ojo, si sospechamos que hay una mastitis mejor no), recibir un masaje durante la toma, y apretar el pecho hacia el cuerpo una vez finalizada la toma, puede aliviar este dolor,

Dificultades previas a la lactancia.

Queremos hacer hincapié en que la mayoría de las dificultades  en la  lactancia pueden suponer que una lactancia no pueda ser exclusiva o requiera de un mayor esfuerzo por parte de la madre.

Pero no suponen la imposibilidad de dar el pecho, siempre cabe la posibilidad de optar por una lactancia mixta.
Dar el pecho supone una enorme cantidad de beneficios, y os recordamos que la teta no sólo es alimento; una lactancia mixta siempre será mejor que una lactancia artificial exclusiva.

Hipogalactia.

Las madres que “no tienen leche” no son un mito.
La hipogalactia es una realidad en algunas mujeres, aunque cabe destacar por encima de todo que es un problema poco común (se estima que alrededor del 5% de las mujeres lo pueden tener).

El hecho de tener hipogalactia, supone que nuestra producción de leche no es suficiente para nuestro bebé. Las causas, que pueden ser varias, a veces son difíciles de determinar y/o solventar.

En ocasiones puede deberse a una deficiente succión por parte del bebé (debido a un frenillo o mal agarre), a problemas en la técnica y el manejo de la lactancia. Estos problemas son solucionables con buena información y/o apoyo de un Galm o una matrona. Os recordamos que estar informadas es clave para la supervivencia de nuestra lactancia y para evitar y/o saber manejar las posibles dificultades.

Sacaleches con nada de leche, dificultades en la lactancia

Pero también podemos tener hipogalactia por dificultades y afecciones previas, que os vamos a enumerar y de las que os hablaremos más en adelante.

  • Hipoplasia mamaria: pechos con poca estructura glandular (ojo, los pechos pequeños no tienen porque significar hipoplasia).
  • Falta de regla en la adolescencia: si hemos tenido épocas de falta de regla una vez la tuvimos, es posible que haya afectado al desarrollo del tejido mamario.
  • SOP o Sindrome del ovario poliquístico: existe una medicación compatible con la lactancia para mejorar la producción de leche en estos casos.
  • Obesidad: puede suponer una hipogalactia puntual inicial, ya que es posible que se retrase la subida de la leche.
  • Desajustes tiroideos: puede afectar a la producción. La medicación es compatible con la lactancia.
  • Reduccion de pecho: no tiene porque imposibilitar la lactancia, pero si afecta a la producción.
  • Aumento de pecho: de igual manera, según el procedimiento, es posible que algunos conductos hayan sido dañados.
  • Retención de placenta: la no expulsión de la totalidad de la placenta en el parto puede suponer una inhibición de la producción de la leche.
  • Sindrome de Sheehan: un excesivo sangrado durante o tras el parto, puede suponer un impedimento para la lactancia.

Como hemos mencionado antes, todas estas situaciones, pueden dificultar mucho la lactancia, y en la mayoría de ocasiones imposibilitan una lactancia materna exclusiva. Ello no significa que debamos abandonar por completo la idea de dar el pecho, tan sólo que nuestra opción pasará por tener una lactancia mixta.

Para no comprometer más la lactancia materna, te recomendamos que repases los métodos para ofrecer la leche extraída, que son aplicables a la lactancia artificial. Es lógico que si al bebé le ofrecemos una manera de comer más rápida y que requiere menos esfuerzo, se decantará por esa y rechazará la otra (el pecho).

Por eso, si por lo que sea tu opción es la lactancia mixta, te recomendamos informarte acerca del método Kassing y otras maneras de ofrecer la lactancia.

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