¿El feminismo es compatible con la maternidad?

Maternidades feministas: la plataforma PETRA

¿Se puede ser madre y feminista? ¿Se puede estar a favor de la lactancia materna y de la crianza con apego y ser feminista? ¿Es compatible la maternidad con el feminismo?

¿Se puede ser feminista y optar por criar en exclusiva?

Son preguntas que muchas madres, a pesar de estar de acuerdo con todas las demandas feministas, nos hacemos. Y, ¿a qué se debe?

Un poco de historia…

El feminismo históricamente ha luchado por la liberación de la mujer, en un mundo hecho a medida de los hombres. Esto suponía que todas las actividades que desarrollaban las mujeres, como la crianza, eran desprestigiadas y no tenían valor social.

Además, nos encerraban en un ámbito privado, bajo el argumento de que nuestra “naturaleza” como mujer nos obligaba a asumir ciertos roles, como el cuidado de la casa y de la familia.

La primera medida fue salir de casa.

Cuando las primeras feministas quisieron romper estas normas patriarcales, lo primero que se plantearon fue salir de esa esfera privada y luchar por el derecho a acceder a la vida pública (trabajo remunerado, relaciones sociales, etc.).

Manifestación del feminismo, compatible con la maternidad?
Fotografía de Lindsey LaMont para Unsplash

Salir de la esfera privada significaba también abandonar la maternidad (muchas feministas decidieron no ser madres) o plantar cara a la maternidad como único destino de la mujer (delegando en muchas ocasiones los cuidados).

Era una época donde realmente no se podía elegir y la maternidad era impuesta.

Romper con la maternidad era la manera de ganar libertad.

Estas propuestas fueron recogidas por un feminismo de la igualdad, que se basa precisamente en conseguir que las mujeres ocupen los mismos puestos que los hombres.

El feminismo de la igualdad pretendió conseguir esa igualdad abandonando, entre otras cosas, el mundo de la maternidad.

Con el tiempo, se fueron consiguiendo muchas de las demandas feministas: pudimos votar, pudimos incorporarnos al empleo remunerado, tener independencia económica, elegir si ser o no madres, si casarnos o no, etc.

Sin embargo, aquellas actividades que habían sido propias de las mujeres, como la maternidad, quedaron relegadas a un segundo plano.

Otras corrientes que recuperan las riendas de nuestra maternidad

Otras corrientes feministas, como el feminismo de la diferencia o el ecofeminismo, han querido recuperar y dar valor a todas esas actividades que sostienen la vida.

Sin embargo, el feminismo imperante (que guía por ejemplo a los partidos políticos de izquierdas) es aún el feminismo de la igualdad o lo que algunas llaman hoy feminismo hegemónico.

El feminismo contra la maternidad.

Ante esta realidad, las madres que deseamos criar con apego éramos vistas por ciertas feministas como una vuelta atrás en los logros que habían conseguido, máxime si elegimos criar por encima de un trabajo remunerado, en lo que algunas han llamado “maternidad intensiva”.

Manifestación del feminismo, y su presencia en la maternidad
Fotografía de roya ann miller en Unsplash

De repente, las mujeres, feministas, que libremente decidían ser madres y criar, eran repudiadas por ese feminismo por el que lucharon.

¿Es el feminismo justo, si para ser libres, debemos renunciar a lo que queremos sólo para ocupar aquel lugar que nos negaron y que puede que no deseemos a nivel particular?

Un nuevo feminismo, que aboga por una libertad real de elección.

En este contexto surgen otras voces, feministas activistas que también son madres y que consideran que la maternidad debe tener un reconocimiento social y unos derechos y que todo esto se debe demandar desde el feminismo, como movimiento que lucha por las mujeres.

Hay muchas autoras que también comienzan a investigar y escribir sobre feminismo y maternidad, la primera seguramente fue Adrienne Rich, que hizo una diferencia entre la maternidad como institución y la maternidad como experiencia.

La maternidad también puede formar parte del feminismo.

Después podemos encontrar a Victoria Sau, Casilda Rodrigañez y algunas autoras más recientes como Patricia Merino, Marta Busquets, Jesusa Ricoy, Ester Massó, Esther Vivas, nuestra compañera Julia Cañero, etc.

Fotografía de Dave Clubb en Unsplash

Mujeres en el feminismo, que luchan por dignificar el parto, la lactancia y la maternidad.

El activismo por un parto respetado y la violencia obstétrica comienzan a tener muy buena acogida dentro del feminismo. Pero la crianza con apego y la lactancia materna aún son asignaturas pendientes.

De esta necesidad, surge PETRA, plataforma de madres feministas.

Para intentar aunar todas esas voces y recoger estas demandas surge la Plataforma de madres feministas PETRA, que nace como respuesta a la propuesta de unos permisos iguales e intransferibles.

Según la Plataforma, esta propuesta ignoraría la demanda histórica de los Grupos de apoyo a la lactancia materna: la ampliación del permiso de maternidad, que se mantiene inalterable (16 semanas) desde 1989.
De repente, cuando consideran que hay recursos para conciliación, en lugar de aumentar el permiso de la madre (mínimo seis meses de lactancia materna exclusiva), aumentan el del padre (la propuesta ya es hoy Decreto Ley).

La defensa de la verdadera libertad de elección para las familias.

Por eso PETRA defiende la ampliación de permisos, pero que sean transferibles, para que cada familia se reparta el tiempo como desee. De hecho, el modelo de permisos amplios y transferibles que propone PETRA se asemeja al de otros países europeos más avanzados en igualdad.

¿Y por qué partidos que se consideran feministas han defendido esa medida?

Volvemos al feminismo hegemónico, aquel que considera que la maternidad es una lacra para la mujer y que, como nos perjudica laboralmente, la ampliación del permiso materno ampliaría la desigualdad laboral.

El problema es que esta concepción solo atiende la parte laboral y obvia que la mayoría de las madres no desean dejar a su bebé de tan solo dieciséis semanas (se olvida de las madres y de las necesidades de los bebés).

Otro de los problemas es que si son las empresas las que nos discriminan por dedicar un tiempo a la crianza, debería penalizarse a esas empresas, no a las madres.

La igualdad en otros países europeos.

En los países de Europa con permisos muy amplios, las madres tienen la certeza de que podrán volver a su trabajo. En España, madres con buenos empleos se cogen excedencias para cuidar, otras dejan con mucha tristeza a sus bebés y otras dejan sus trabajos y les costará mucho volver a incorporarse al mercado laboral.

En España, la mujer debe elegir entre el trabajo y la crianza.

Por lo tanto, lo verdaderamente feminista sería dar más derechos a las madres, para que puedan elegir cómo y cuánto criar y que pueda ser compatible con su empleo.

La corresponsabilidad no se puede imponer.

Otro de los argumentos en que se basan estos permisos es en la corresponsabilidad.
Sin embargo, estos permisos no serán obligatorios, por lo tanto habrá padres que puedan no cogérselos (perdiendo este tiempo porque no se puede transferir a la madre) o padres que se dediquen a otra cosa en su tiempo de permiso, mientras le deja el bebé a su mujer o a la abuela.

La corresponsabilidad se educa, no se impone, porque no habrá una multa para quien no cumpla.
Además, los padres corresponsables saben que tienen toda la vida para serlo. No hay que alimentar a un bebé con biberón para ser igual a la mujer.

Somos biológicamente diferentes, pero merecemos igualdad de oportunidades.

Madres y padres somos diferentes en esa etapa y se debe respetar esa diferencia sin que exista desigualdad. A las dieciséis semanas un bebé prefiere estar con su madre antes que con su padre, “la biología no es políticamente correcta” como decía Ibone Olza.

Unos permisos iguales que fomentan la desigualdad.

Como los permisos iguales e intransferibles solo tienen en cuenta a familias formadas por un padre y una madre con buenos empleos, dejan fuera otros modelos familiares, por ejemplo a las familias monomarentales, que tendrán la mitad del permiso. Asimismo las madres que están en paro no tendrán derecho a ningún subsidio ni prestación, aumentando su precariedad y pobreza.

PETRA aboga por dignificar la maternidad y la crianza, a través del feminismo activo.

Así, la Plataforma de madres feministas PETRA pretende visibilizar la maternidad, luchar por los derechos de las madres y por recursos para criar con dignidad.

Que no nos sintamos nunca más aisladas y solas en este tiempo tan importante que es la crianza.

También defiende la protección de la lactancia materna como uno de sus principios. Dentro de esta Plataforma hay muchas reconocidas activistas por la crianza y el parto respetado, profesionales, Grupos de Apoyo a la Lactancia Materna adheridos, como Mamateta, y también importantes colectivos, como El Parto es Nuestro.

En PETRA sobre todo, hay madres.

Madres que trabajan para poner en valor la maternidad desde una perspectiva feminista.

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