Gestión de rabietas
La semana pasada tuvimos la gran suerte de poder asistir a una charla / taller sobre gestión de rabietas de la mano de Javier Luna Bujaldón. Él es Licenciado en Psicología, psicólogo sanitaro habilitado y con un máster-Practitioner en Programación Neurolingüistica (PNL).
Gracias a él compartimos una tarde entre madres donde, además, pudimos contar nuestras experiencias y recibir respuesta personalizada a todas nuestras dudas. Os dejamos un pequeño resumen de lo que pudimos aprender.
Estilos de crianza.
Lo primero que hicimos fue identificar los diferentes estilos de crianza, y por tanto, de padres, que podemos encontrar y que características tienen teniendo en cuenta la firmeza y la amabilidad con la que tratan y educan a sus hijos.
- Estilo de crianza autoritario. En este caso encontramos padres con mucha firmeza y muy poca amabilidad. Era el estilo de crianza que predominaba en el pasado, con unas normas muy estrictas, castigos como recurso educativo y poca amabilidad hacia los niños. A veces se exige demasiado y no se tiene en cuenta a los niños.
- Estilo de crianza permisivo. Es el extremo contrario al anterior. En este caso hay demasiada poca firmeza y demasiada amabilidad. ¿Es esto negativo? Por supuesto, al final los extremos casi siempre lo son.
- Estilo negligente. Hablamos de este tipo de crianza cuando los padres no se ocupan de sus hijos. Los niveles de exigencia son bajos pero por pasividad y por no prestar ninguna atención a los hijos.
- Estilo democrático. Digamos que es el “ideal”. Aquí podemos encontrar el termino medio entre las exigencias y los límites y la amabilidad y el respeto por nuestros hijos.
En cuanto a qué tipos de padres somos, seguramente no estemos encajados en un estilo de crianza determinado. Sobre todo porque intentamos educar de una manera pero, a veces, podemos actuar dentro de un estilo que no nos gusta. Lo que podemos hacer es observarnos y tratar de mejorar y encajar en el estilo que vaya más acorde con nuestros principios.
¿Quién educa a nuestros hijos?
Por supuesto, es nuestra responsabilidad.
Pero además, tenemos que tener en cuenta que en la educación de nuestros hijos no contamos solo nosotros, sino muchos más referentes a su alrededor. Hay otras figuras como profesores, abuelos, tíos, familiares… Que también influirán en su forma de ser.
Por tanto, tenemos que comunicarnos mucho con todos ellos para poder remar en la misma dirección. De esta forma el mensaje que llega a nuestros hijos es coherente y el mismo en todos sus ambientes.
La gestión de rabietas: ¿pero no podemos evitarlas?
No. Las rabietas corresponden a una parte del desarrollo emocional de los niños y nos vamos a encontrar con ellas en algún momento. Sí es cierto que podemos aprender a evitar muchas de ellas, a anticiparnos a otras (como veremos más adelante), pero necesitamos aprender sobre la gestión de rabietas porque seguramente tengamos que lidiar con ellas.
Algunos consejos para solucionar conflictos:
- Tener información sobre qué podemos esperar de los niños según su edad. De esta forma sabemos qué entra dentro de lo normal en su desarrollo y responsabilidades o acciones podemos pedirles que realicen en cada momento.
- Hacer prevención o inversión parental. Estar con ellos. Pero estar con ellos al 100% y estar presentes. Escucharles, atenderles, compartir, jugar, crecer a su lado. Ellos son importantes para ti, pero tienen que sentirlo así.
- Intentar averiguar y solucionar las causas de las molestias. A veces no nos ponemos en su piel. ¿Por qué están así? Si averiguamos su por qué, lo entendemos y lo solucionamos de su mano, será mucho mas sencillo. Obviamente no siempre podrá ser, pero a veces nos encerramos en nuestra mirada de adulto.
- Permanecer con ell@s siempre. Cuando no hemos podido evitarla, no dejarles solos nunca. No utilizar estrategias como “el rincón de pensar o la silla de pensar”. Estar ahí para cuando necesiten (y siempre que quieran) contención, cariño o contacto.
- Autocuidado de los cuidadores. Muchas de las rabietas de nuestros hijos pueden venir directamente por nuestra falta de paciencia, debida al cansancio, al estrés y al agotamiento normal de los primeros años de crianza. Es necesario que los cuidadores dediquen tiempo para ellos mismos, tiempo separados de ellos, tiempo dedicado exclusivamente a algo que le guste o apasione.
- Buena organización en casa. Muchos problemas derivan de una mala organización en casa, tanto de las tareas como del tiempo familiar. Conseguir una buena organización de toda la familia, reducirá las prisas, el estrés y los conflictos entre todos los miembros.
- Ser flexibles y tolerantes. Empatizar. Comprender que a veces todo no tiene que ser tan rígido como los adultos planteamos y que esas veces, podemos ceder. Además, será más sencillo que sigan algunas “normas” si las hemos decidido entre todos, haciéndoles partícipes.
- Sigue los tres pasos: comprensión, educación, elección. Comprende a tu hijo, empatiza y házselo saber. Edúcale, explicando qué esperamos de él. Elección, dejándole que participe en la solución del conflicto (si quiere recoger jugando, si quiere recoger con alguna música de fondo… Habla con el niño/a y pregúntale que quiere). (Libro de “Ni rabietas, ni conflictos” de Rosa Jové).
El mejor consejo para la gestión de rabietas: “Paciencia. Pasará”.
Como ya hemos dicho, esta época es totalmente normal en el desarrollo de los niños/as. Lo mejor que puede ocurrir es que ese niño/a tenga unos padres pacientes e informados para que este momento pase de la mejor manera posible, influyendo directamente en su forma de ser en el futuro.
Todas estas etapas acaban pasando. Además, de alguna forma las echaremos de menos. Así que, en todo lo que puedas, disfrútales.
Nos vemos en las próximas charlas del grupo. Recordad que los niños siempre son bienvenidos, ¡y también tienen su momento de disfrute!
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