Todas las madres pueden amamantar.
Estas semanas pasadas se han venido celebrando por toda España jornadas y actividades relacionadas con la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que aquí se celebra en octubre en vez de en agosto.
Estas actividades se realizan para informar sobre lactancia materna y para dar a conocer los grupos de apoyo a la lactancia y la crianza que nos interesamos por este tema y por ofrecer apoyo a las familias.
Fotografía de Jan Kopřiva en Unsplash
Las madres quieren, pero no saben.
Esta concienciación y esta difusión de información actualizada y contrastada científicamente, aunque a muchos pueda parecer excesiva dada la promoción activa (no tan eficaz) de la lactancia desde el sistema sanitario, se demuestra evidentemente necesaria cuando salimos a la calle y descubrimos la falta de ésta en todos los ámbitos de la sociedad.
En nuestros eventos de este octubre, una vez más pudimos contrastar la gran cantidad de desinformación y falsos mitos que siguen arraigados en la sociedad y que se han pasado de generación en generación en el último siglo, fruto de intereses comerciales.
Fuente : Domestic Geeky Girl
El falso mito de que las madres tenemos o no tenemos leche.
Esta frase, que oímos como un continuum cuando salimos de la burbuja informada que suponen los grupos de lactancia, es el mito más arraigado, potente y a la par falso con el que convivimos hoy en día.
Cuando se les habla de lactancia materna a embarazadas, especialmente en las primerizas, o cuando en sus controles prenatales se les pregunta acerca de su voluntad acerca de la alimentación futura de sus bebés recién nacidos, escuchamos en demasiada abundancia frases como:
- “Quiero, pero no sé si tendré leche.”
- “Si tengo leche si me gustaría…”
- “Si no me sube la leche tendré que optar por biberón.”
- “Mi madre y mi abuela no tuvieron leche, no creo que yo pueda”
Tenemos tan interiorizado que no podemos, nos han contado tantas historias de madres que no tuvieron, que lo hemos dado por cierto sin pararnos a pensar ni un solo segundo que, si esta premisa fuera cierta (si tantas madres no pudieran dar el pecho) nos habríamos extinguido hace millones de años y no nos llamaríamos mamíferos.
La hipogalactia existe.
Que (la mayoría de) las madres podemos no tener leche es un falso mito lo miremos por donde lo miremos, y al mismo tiempo no es menos cierto que hay madres, pocas, que pueden llegar a sufrir baja producción o casi nula producción por factores que no se pueden solventar.
La mayoría de las razones por las cuales una madre tiene una baja producción de leche materna es porque dicha lactancia no ha sido correctamente establecida, porque durante el parto y el postparto se han tomado acciones que interferían con la lactancia y/o porque la lactancia se está limitando y restringiendo (muy a menudo de manera inconsciente).
En este blog os hemos hablado de la producción de leche materna, de los factores que influyen en ella, y os hemos recordado a menudo que la lactancia, para ser exitosa se ha de dar a demanda y sin restricciones de tiempo.
Las cifras reales de hipogalactia son anecdóticas con respecto a la percepcón social de la misma.
Pero por supuesto que la hipogalactia (baja producción de leche materna) existe. No obstante, no es mayoritaria ni supone un porcentaje tan grande como para que la sociedad se cuestione la capacidad de una madre desde el primer momento, sin más datos sobre la madre, simplemente como una premisa base para todas las futuras madres.
Principalmente suele estar relacionada con problemas hormonales que a menudo son conocidos por las madres antes de conseguir quedarse embarazadas, y que en la mayoría de los casos han dificultado esto mismo. En otras ocasiones, una hipogalactia temporal durante los primeros días (la leche tarda en subir) puede estar relacionada con la obesidad.
Son pocas las mujeres pero sí, en pos de esta afirmación (que es errónea en la gran mayoría de casos) vamos a decir que algunas (pocas en porcentaje) mujeres no tienen una producción suficiente para amamantar a sus hijos de manera exclusiva.
Pues, aun así, estas circunstancias no tienen necesariamente que suponer que no tengamos (nada de) leche y que no podamos tener una lactancia materna exitosa.
La lactancia materna no es todo o nada.
Si bien la aspiración frente a una lactancia materna debería ser la de tener una lactancia en exclusiva, sin otras interferencias que puedan llevar a la disminución de la producción, amamantar de manera exclusiva no siempre es posible.
Ya no sólo por problemas de producción, como la hipogalactia, sino por dificultades que nos encontramos en nuestra sociedad derivadas de la falta de conciliación, de apoyo y de sistemas de soporte para las madres que deciden amamantar en exclusiva.
En estos casos, la lactancia mixta está ahí y puede ser una opción perfectamente viable y adecuada para ese binomio madre-bebé.
Porque conociendo los beneficios de la lactancia materna, que es el preparado perfecto para nuestros bebés, siempre serán mejor 2 gotas de leche materna que ninguna.
Miles y miles de madres consiguen mantener una lactancia mixta durante muchos años, teniendo tan sólo en cuenta unas cuantas premisas para no comprometer por completo su producción.
Pero, aun así, una vez más, pongámonos en lo peor y pensemos que por las razones que sean, una lactancia se ha ido al traste y la producción de la madre ha bajado al mínimo. Aun así, una madre puede seguir amamantando, si es lo que desea.
La lactancia materna se puede recuperar.
No es algo sencillo, supone un trabajo exhaustivo y un sacrificio inmenso que no podemos pedir a ninguna madre, pero que de igual manera debe conocerse por las madres para que ellas puedan decidir.
La relactación es posible, a veces incluso pasado un tiempo, y la naturaleza es tan potente y está tan enfocada a la supervivencia que es posible dar lactancia materna incluso sin haber estado embarazada o incluso sin ser mujer. ¿No es sorprendente?
Entonces, si todo esto es posible, ¿porque aún se cuestiona a todas las madres, con problemas hormonales o sin ellos, la capacidad de producir leche materna para alimentar a sus bebés?
La posibilidad de recuperar una lactancia (y el esfuerzo que ello supone, también) es algo que todas las madres deberían saber y conocer, y que muchas madres que fueron separadas de sus bebés por las circunstancias que sean, o incluso que no pudieron llegar a empezar a dar el pecho de manera física (como es el caso de mamás de grandes prematuros) han conseguido salvar su producción y empezar de manera tardía su lactancia materna.
La lactancia materna no sólo es leche.
Si después de todo, no tienes leche o te has quedado sin ella, si de verdad no queda una sola gota de leche en el pecho de una madre… si quiere, puede amamantar.
Porque la lactancia no es solo alimento y salud. También es amor, conexión, complicidad, apego y complicidad.
Y ojo, que afirmar esto no significa de ninguna de las maneras, que no amamantar no lo sea. Por supuestísimo que todo lo anteriormente mencionado, también es posible con una lactancia artificial.
Hoy en día, más allá de la diferencia que marcan las propiedades inmunológicas y de reacción al entorno que tiene la leche materna de manera exclusiva, todo lo demás se puede conseguir con una lactancia artificial bien establecida.
Igual que con la materna, a demanda, sin forzar ni sobrealimentar, ofreciendo la leche de manera pausada y con un cierto esfuerzo por parte del bebé, y haciendo de ese momento un momento de conexión y complicidad.
No es cuestión de poder sino de querer.
Y con esta última declaración, queremos hacer hincapié en que nuestro trabajo desde los GALMS es hacer llegar toda la información a las madres, para que las madres que quieran amamantar puedan.
Y que las que no quieran, lo hagan eligiendo esa opción de manera verdaderamente libre.
Porque una elección condicionada y en base a una desinformación, en cualquier dirección, no es una elección verdaderamente libre.
Mientras queden personas que afirmen que “hay (muchas) madres que no tienen leche”, mientras se dude del pecho de la madre y su efectividad de una manera que no ocurre con la lactancia artificial, mientras una madre crea que su lactancia depende de una lotería invisible, seguiremos teniendo que trabajar para hacer llegar la información a todos lados.
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